Cada vez es mayor el número de consumidores que prestan más atención a la composición de los productos que consumen, por lo que el etiquetado se ha convertido en un factor de suma relevancia para la salud. De ahí que el etiquetado limpio se ha vuelto mucho más importante, evolucionando hasta convertirse en una tendencia que abarca muchas preferencias clave de los consumidores, desde fuentes naturales, veganas y vegetarianas hasta la no presencia de organismos genéticamente modificados (también conocidos como OGM por sus siglas), Kosher y Halal.
A pesar de su creciente popularidad, existen ciertos desafíos que conllevan el uso del etiquetado limpio, en algunos casos, por ejemplo, las empresas deben recurrir a una reformulación del producto, con el fin de reemplazar aquellos ingredientes de carácter sintético, cuyo uso se había fomentado a partir de la producción y consumo masivo que se dio durante décadas, pero que ahora no es tan bien visto por los consumidores que, actualmente, demandan productos más saludables.
En este sentido, resulta pertinente la inversión de las empresas en cuanto a I+D, con el fin de identificar aquellos insumos que podrían servir de reemplazo para los sintéticos o bien para dar con una nueva fórmula de producción que no requiera el uso de éstos. No obstante, no se puede ignorar que este tipo de cambios pueden no ser tan factibles, en tanto el consumidor esperará que el nuevo producto sea equiparable con el que se producía anteriormente en términos de sabor, textura, color, calidad, entre otras, expectativas que podrían no cumplirse y ocasionar, a su vez, la pérdida de clientes, por lo que es un tema que debe analizarse con detenimiento.