Todas ellas se encuentran en el marco de la disruptividad, y responden al siempre cambiante mercado y las necesidades/demandas de los consumidores. En ese sentido se tiene, como ejemplo, el concepto de la Empresa Distribuida ya mencionado, concibiéndose como aquella empresa que, por diversos motivos y/o condiciones del mercado (como las provocadas por la Pandemia de la COVID-19), no precisa que sus personas colaboradoras compartan el mismo espacio geográfico y físico (una oficina por ejemplo), sino que estas pueden estar en diversas partes, sin que ello perjudique el funcionamiento y competitividad de la empresa; al contrario, potencia su capacidad de competir y mantenerse en el mercado.
En esa línea, se recomienda a los sectores costarricenses y sus diversos actores que participan en operaciones de comercio internacional, que consideren el análisis de estas nuevas tendencias tecnológicas y busquen implementarlas, en la medida que sea posible en pro de obtener el máximo provecho de las herramientas tecnológicas como la reducción de costos, maximización de los recursos disponibles, mejoramiento en el intercambio de información, automatización de procesos, creación de capacidades que, aunado a las demás, permite a las empresas ser competitivas, conservar su participación en el mercado y ampliarla aún más allá.